Change Font Size:   A A A

Dec 17, 2018

¡No te contengas!

Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros? —Lucas 3:12

Empezamos hoy la Novena Navideña, la recta final de la preparación a celebrar la venida de Jesús, nuestro Redentor. En nuestras familias y comunidades nos acercamos también el uno al otro más y más, celebramos esta novena de oración en gozo y expectativa. Nuestras tradiciones navideñas toman forma y fuerza durante esta semana con celebraciones como las posadas, los aguinaldos, etc. ¡Qué grande es nuestra fe que nos permite celebrar de tan diversas maneras nuestra Cristiandad!

Hay figuras tradicionales que invitan a la generosidad en la calidad del tiempo que compartimos juntos. Santa Claus con su “Jo, jo, jo” nos encamina a descubrir lo que Dios nos da y lo que nosotros podemos dar. Ese Papá Noel a la vez nos inspira a hacer espacio para el regalo principal: Emanuel, Dios mismo que viene a nosotros, que revela su presencia entre nosotros, que irrumpe y cambia la historia de la humanidad por siempre con el misterio de la Encarnación.

Poco antes de Jesús de Nazaret, Juan el Bautista era el maestro espiritual que invitaba a todos a prepararse para ese evento que marcaría un antes y un después en sus vidas. El bautismo de la conversión implicaba no solamente el rito con el agua, que simbolizaba el arrepentimiento y perdón, sino también el comenzar de nuevo con un plan de vida claro y radical. ¿Qué debemos hacer? El bautismo era una profesión radical para entregar completamente la vida a Dios, sin límites ni condiciones. Juan el Bautista nos recuerda que Jesús es el que tiene el poder verdadero, Él es el que va a comprar nuestras vidas con la suya.

Él es que avivará en nosotros el Espíritu Divino. Jesús es el maestro a quien debemos imitar. Él es quién todo lo merece porque todo lo dio. Por eso en Adviento oramos y cantamos incesantemente: ¡Ven Señor Jesús!

¿Qué debemos hacer nosotros? ¡No te contengas! Sé generoso en todo lo que haces. Vive tu vida a plenitud. Participa, mantente ocupado y activo, ora sin cesar, celebra, ama con todas tus fuerzas. La pregunta es ¿qué debemos hacer? Es tiempo de actuar. Prepárate, no escatimes esfuerzos para quitar los obstáculos que puedan impedir tu entrega total.

¿Alguna vez te ha pasado que lo pudiste dar todo y no lo hiciste? ¡Qué tristeza! Ya que perdiste la oportunidad de experimentar la plenitud. Ponte a pensar si estas cargando con cosas que te limitan, pero sigues empeñado en no dejarlas ir. Hay cargas pesadas que solo ocupan espacio y cansan, te quitan la energía que debes usar para dar y para recibir. Hay cosas que ocupan espacio en tu mente y en tu alma que si estuvieras disponible no solo te liberarías, te sentirías más ligero, sino que te prepararía para tener una actitud más receptiva, de gozosa expectativa, de renovación y crecimiento constante. ¡Haz oración! Cuando oras estas discerniendo la voz y la voluntad de Dios. Oremos: Dios de amor y plenitud, ¿qué debo hacer? ¿Cómo puedo vivir mi vida a plenitud? ¿Por qué me contengo? ¿Qué es lo que no me permite darlo todo, entregarme por completo a ti? ¡Ven Señor Jesús! ¡Ven, no tardes tanto! Irrumpe en mi vida, permíteme profesar un antes y un después. ¡Ven Señor Jesús!